Inicio Darle la mano a la incertidumbre

Darle la mano a la incertidumbre

Valentina Ares

montserrat

10 Dic, 2025
📚 Existencial

Me cuesta encontrar posición cómoda, y no sólo para disponerme a escribir.


Trato de darle tiempo al alma para acomodarse y mientras escribo esto, me río, porque si hay algo que no estoy dándole es tiempo, espacio.


La mente aparece y aparece, quiere arrasar con todo; gritándome me pregunta qué hacer ahora, cuál es el siguiente paso a dar, por dónde emprender camino, cómo existir para no conformarme con sobrevivir. Normal, pienso, después de tres meses fuera, uno no puede esperar sentirse como en casa al instante.


Mi psicóloga interior me dicta: "a la duda también hay que darle lugar, la incomodidad también merece un asiento", sigue diciendo "es importante darle la otra mano a la incertidumbre -que anda agarrada como puede de una mano en un precipicio, trayendo consigo vértigo absoluto-y así ayudarla a acomodarse, a bien-sentarse para bien-sentirse". Como sugerencia agrega: "invitala a tomar unos mates a esa nueva casita tuya que andas construyendo".


Bueno, ahora me cede la palabra a mí.

Me siento desubicada, en el sentido más real de la palabra. No me encuentro en mi propia casa -que quizás ya no es tan propia-, en mi cocina, que siento me abraza para no dejarme ir, para defenderme de algo que en realidad no existe. Tal vez no hay defensa necesaria, por eso es ineficaz -uy metió bocado la psicóloga-.


Un bocadito nomas, permiso, continúo yo...

Me dan ganas de volar. Miro a los pajaritos andar livianos y un poco de envidia me dan. Miento, me dan mucha envidia, añoro esa libertad.

¿Añoro? ¿Alguna vez fue mía? -¡la psicóloga no me deja en paz!-.


Hay un impulso dentro mio que me grita que salga, pero que a la vez me paraliza porque me pide inmediatez y yo no sé a dónde ir, porque tiendo la mano para saltar con alguien y no encuentro otra extendida, dispuesta a viajar con destino sorpresa y conmigo que también soy sorpresa.


"La alegria del reencuentro", decía mi hermana -si, de vez en cuando escucho a otras personas-. Y, si bien, es reconfortante volver a compartir con los míos, no siento reencontrarme con una vida que me gustara. No me malinterpreten, objetivamente no tenía nada de malo. Pero, simplemente no es una vida que me haga sentir viva, con lo que significa para mi vivir. Que sea objetivo no necesariamente implica que sea verdad. O al menos para mi persona.


Me dispongo a caminar con la incertidumbre entonces, porque movimiento necesito, pero no la saco a correr porque ahí es donde me lleva a perderme.

Moverme con lentitud, con pausa.

El movimiento es vida, de eso estoy segura, así que por lo menos tengo idea de cómo empezar a vivir.


Compartir historia

Comentarios (0)

Inicia sesión para dejar un comentario

Iniciar sesión

No hay comentarios aún. ¡Sé el primero en comentar!